El Ultimo Adios

LOS ULTIMOS DÍAS DE HERNÁN

He compartido con Laura y con Germán (el hermano de Hernán) que quería escribir mi experiencia de haber estado junto a Hernán 5 días seguidos en lo que sería su última estancia en el hospicio al que llegó para terminar sus días físicos entre nosotros.

Como todos ustedes saben Hernán Darío Flores Buitrago ha descrito en este blog casi toda su experiencia con esta enfermedad que no perdona, llamada Cáncer. Estas líneas que siguen son escritas por mí, Juan Francisco Molina Bortoni, que he tenido el privilegio de conocer a Hernán y a Laura ya que fuimos los tres compañeros y grandes amigos desde que estudiamos en la Ibero (Universidad Iberoamericana) en la ciudad de México, desde agosto de 1982.

Recibo una llamada desde SAT (San Antonio, Texas, EU) el sábado 23 de septiembre del 2017, como a las 9 de la noche. Luego luego pienso en ti mi hermano Hernán y efectivamente eras tú… y me dices “Hermanito: he tenido la visita del médico (al que llamabas “Conde” Arkhipov) y me ha dicho que me quedan tan solo unos días de vida, que ya no hay nada que hacer…”.Sentimientos encontrados se agolpan en mi mente y corazón al escucharte triste y abatido… y en ese instante se nos abre una ventana de oportunidad para comentar algunas cosas que en el pasado habíamos platicado y que ahora aparecían nuevamente frente a nosotros…

Y te pregunto “Mi hermano, ¿y cómo te piensas preparar para tu partida de este mundo?”

–        y contestas “Hay hermanito, no sabes cómo te envidio”.

“¿Por qué?” pregunto yo.

–        “Porque tienes fe y yo no” me dice Hernán.

“Pero la puedes tener en este preciso momento si tú quieres.”

–        “Ay sí, como no, al final de la vida, cuando casi toda ella he renegado de eso…”

“Precisamente, hermanito, la fe es un regalo de Dios, y un regalo lo aceptas cuando alguien te lo hace, no rechazas un regalo que recibes de cualquier amigo, así como así. Entonces este regalo, que no importa el tiempo en que lo recibas, puede ser recibido si te abres a esta posibilidad.”

Te quedas pensando un momento… y luego me dices: “No sé cómo hacerlo, pero me gustaría.”

Platicamos de cómo es tu estancia en estos últimos días y luego de un rato te pregunto: “¿Qué puedo hacer por ti en estos momentos? “

Contestas “nada, mi hermanito, sólo acompañarme, te quiero mucho” y lloramos un poco.

Comento todo esto que Hernán me acaba de platicar con mi esposa Vange y ella me dice: “¿Y por qué no vas otra vez a visitarlo?”. Aprovecho para comentar que desde mayo del 2016 a la fecha había yo tendido la oportunidad de ir a SAT, a visitar a Laura y Hernán a su casa y quedarme varios días con ellos en tres ocasiones (nosotros vivimos en Guadalajara, México), y en la tercera ocasión, Vange me acompaño, y la última actividad que hicimos juntos los cuatro, en nuestra visita, había sido ver la película de la Boda de Laura y Hernán… y llorado juntos, porque fueron momentos muy felices (Hernán fue mi testigo de Boda Civil y yo fui testigo en la suya). Además recordarás, en este blog, que Hernán narró como yo había sido el culpable (solo en parte, jaja) de que su “Super Laura” y él se hicieran novios.

En fin, me quedo pensando esa noche y empiezo a ver la posibilidad de volver a ir a visitarlos.

Al día siguiente, domingo, decido llamarle por teléfono a Germán (el hermano de Hernán) que vive en Jalapa, Veracruz y le digo: “Me llamó ayer Hernán y me comentó que estaba en sus últimos días.”

“Sí”, me dice él, “a mí también me llamó, un poco entre abrumado y sedado por los medicamentos.”

“¿Y pensabas ir a visitarlo?”

“Sí, solo que en unas tres semanas porque estoy entregando una obra que estoy remodelando” (Germán es arquitecto, y de los de altos vuelos -tendrías que ver sus obras- son maravillosas). “La verdad no sé si realmente es apremiante la situación o no, quiero hablar con Laura para que me diga cómo se encuentra realmente.”

“Mira” le comento, “yo ya decidí ir a visitarlo en un par de días a SAT y te hago el siguiente ofrecimiento: a mi llegada me informo bien y veo cómo se encuentra de salud y te llamo para decirte si creo que es conveniente que vayas antes de las 3 semanas, ¿como ves?” y entonces comentamos esta posibilidad y acordamos que así sería.

Entonces vuelvo a llamarle a Hernán a su celular y le comunico que quiero ir a visitarlo y se pone muy contento. -Si hay algo que le aprendí a Hernán es que siempre vivió con intensidad lo que le tocaba ir viviendo, desde preparar un suculento menú para sus amigos, echarse una partidita de dominó o hacer cualquier otra cosa, siempre lo gozaba al máximo-. Me dice “qué bueno que vengas Juanón a prepararme física y mentalmente para esto que me está pasando” y le digo “y espiritualmente también” y contesta “sí, y a eso también”.

Después de correr un par de días para dejar mis asuntos personales y de chamba arreglados, tomo el avión y llego a SAT a las 2:30 pm. Laura y Darío, su hijo, hacen el gran favor de ir por mí al aeropuerto. Si tú eres de los que conoce personalmente a Darío, sabrás que en ese mismo instante y en los días por venir, te conviertes en su nuevo mejor amigo y lo único que quiere es abrazarte, tomarte de la mano y decirte que te quiere y que quiere platicar contigo cualquiera de sus ocurrencias, y así lo recibo con mucho cariño a él y a mi gran amiga Laura.

Me dice ella, “ayer decidimos mover a Hernán, del Hospital donde lo atendía en los últimos días el Doctor” -famoso ‘Conde’ Arkhipov- “a una pequeña clínica del tipo hospicio, que es un lugar al que llegan los enfermos que ya se encuentran en sus últimos días de vida. Fui yo a ver el lugar -dijo Laura- y me gustó.

Llegamos al ‘Kindred Hospice’ que es el nombre del hospicio, y entré a visitar a mi hermanito… lo vi muy sedado, dormido y roncando… Y vimos, Laura y yo, que algunos amigos lo habían visitado durante la mañana y como había estado sedado todo el tiempo, habían hecho una lista con los nombres de cada uno de ellos. Algunos decían que habían ido a jugar dominó, a llevarlo al golf (como si fuera posible), o simplemente habían ido a dar lata.

Lo intentamos despertar para que viera que yo había llegado y veo que apenas puede reconocerme por lo sedado que se encontraba. Llega una trabajadora social y se pone a hablar con Laura largo y tendido y a preguntarle algunas cosas de Hernán y la familia. -La verdad quedé sorprendido con este lugar, al que llegan a pasar sus últimos días las personas, y de la atención tan diferente que le dan al paciente, procurando que esté cómodo. No hay horario restringido para las visitas, hay un cuarto de juegos para los más chicos, y espacio suficiente para que los visitantes estén cómodos cuando visitan a su amigo o familiar-.

La enfermera en jefe, viene posteriormente y le explica a Laura la situación de Hernán y en pocas palabras, le dice que Hernán estaría prácticamente sedado, para no sufrir los embates de dolor que le causaba el cáncer que hizo metástasis en sus huesos y de todos los demás órganos invadidos por la terrible enfermedad y que tratarían de tenerlo así los días que le quedaran de vida. Esto sorprendió a Laura, sobre todo porque, aunque estuviera muy adolorido en los días anteriores, podía interactuar con las visitas y platicar de forma muy atenta, con todos sus hijos y los amigos que lo visitaban. La enfermera le explicó que debería ser así, ya que de golpe y porrazo le habían quitado TODOS los medicamentos que tomaba (que eran muchos) y que su cuerpo tendría un choque, al dejar de repente de recibir toda esa carga de fármacos que le suministraban. Que no le darían de comer, ni por sonda, por órdenes del médico, excepto cuando él pidiera alimento.

Durante el día estuvimos recibiendo en la habitación a todos los amigos que empezaron a llegar en caravana a visitarlo por la tarde. Poco a poco él fue teniendo lapsos, aunque muy breves, en los que salía de su somnolencia para saludar a los recién llegados.

Yo, al percatarme de la situación en que se encontraba Hernán y después de verlo tan débil y sedado, le llamé a Germán, como habíamos acordado, y le dije que consideraba necesario que él viniera lo más pronto posible, porque sin alimento sólido, nuestro hermano Hernán no duraría mucho tiempo más con vida. Él me agradeció y me dijo que haría lo posible por llegar al día siguiente. Luego Germán llegaría temprano al día siguiente a SAT.

Laura estaba preocupada de que Hernán ya no pudiera interactuar como hasta unos días antes, y que ya no tuvieran la oportunidad de hablar bien con sus hijos, con Ella y con los amigos que lo visitaban y les externó a las enfermeras su preocupación. Ellas dijeron que procurarían no sedarlo tanto y que hablarían con el médico al cargo para ver qué se podía hacer.

Esa tarde, yo le comenté a Laura que me gustaría pasar la noche en la habitación de Hernán en el hospicio, para acompañarlo y cuidarlo. Ella me agradeció y me dijo que le agradaba la idea.

Comentando con ella me dice “Juan, me dicen mis amigos que, si yo quiero, puede venir un sacerdote a darle la Unción de los Enfermos, que, aunque él no esté muy consciente, si yo quiero, por mi fe y por la intención de él, de pedirlo, vendría el sacerdote”. Y le comento “Yo vi a Hernán interesado en que rezáramos por él y de hecho cuando el lunes le llamé para preguntarle qué se le ofrecía que le llevara en mi visita, me dijo: ‘tráete una Biblia’ así que considero que sería conveniente, si tú quieres que venga. A además unos amigos, me compartieron que Hernán estaba inquieto por su fe y en el retiro que había tomado unos nueve meses antes, había estado cercano a descubrir su incipiente fe, quizá no en forma extraordinaria e increíble de conversión, sí como una muestra clara de querer saber y entender más cómo podría ser que eso le estuviera sucediendo)”, así que ella me dice que va a pedir al Sacerdote.

Al rato llegaron sus amigos con el Sacerdote, Y junto a cinco o seis personas que estábamos en el cuarto, nos invitó a que oráramos por Hernán. Al verlo postrado e inconsciente dijo “obviamente no podrá confesarse, pero con la fe de su esposa y de los que lo quieren, y de lo que me han platicado de él, lo ungiré con el Santo Óleo de los Enfermos”, rezamos juntos y en el momento en que el sacerdote puso sus dos manos sobre su cabeza para orar por él, Hernán abrió los ojos y lo miró sin decir palabra, después de ungirlo con el aceite le dijo que sus pecados le habían quedado perdonados, y nos invitó a que nos tomáramos de la mano y rezáramos el Padre Nuestro. En eso estábamos cuando nuevamente Hernán abrió los ojos y nos miró nuevamente a todos, sin expresar palabra alguna.

Después de un interminable río de amigos que vinieron a visitarlos al hospicio, por fin Laura decidió ir a descansar de un día muy pesado de emociones y yo me preparé para pasar la noche con Hernán… en eso estaba cuando como a las 10:30 pm llega Jimena (la hija de Hernán) y después de saludarme me dice que si la podía dejar un rato con su papá, así que me salí del cuarto y ella estuvo allí poco más de una hora llorando, platicando y acariciando a su papi. Al final al despedirse me dice “Gracias, Juan porque te vas a quedar con él, me quedo tranquila de que seas tú el que lo acompañe”.

La verdad, esa noche, fue muy ajetreada, primero porque yo estaba muy desvelado y cansado por el viaje, me había levantado a las 4:45 am, tenía pendientes de mi trabajo, y segundo porque Hernán estuvo muy inquieto y adolorido durante una buena parte de la noche.

Me pidió el enfermero de la noche, que por favor dejara una luz encendida porque él tendría que estar entrando y saliendo del cuarto cada dos horas para venir a checar a Hernán y para que yo no me despertara tanto.

Una vez que estaba todo preparado me conecté con mi computadora a enviar mis mensajes, sentado frente a la cama de Hernán y en eso escucho que me dice “¿a qué hora llegaste hermanito?” y me sorprende verlo con los ojos abiertos de par en par y muy lúcido, me acerco a darle un beso y nos ponemos a platicar un rato y me pregunta por las cosas que pasaron en el día y le muestro la lista de los que habían venido durante la mañana y de todos sus amigos queridos que lo visitaron (fueron tantos que no me acordaba del nombre de todos). A algunos de ellos ya los conocía pues me los había presentado Hernán o habíamos asistido a alguna reunión en su cumpleaños. En esos momentos de lucidez pudimos platicar un poco más. Antes de que se quedara dormido nuevamente, le comenté que había venido un Sacerdote a ungirlo. Y no lo podía creer y solo me miraba como sorprendido. En esos momentos le sobrevino un súbito golpe de dolor y corrí a llamar al enfermero en turno, de nombre Randall, y por cierto muy cercano y eficiente, se preparó para sedarlo nuevamente, serían como las 2:30 am.

A las dos horas lo escuché quejarse por el dolor y otra vez llamé a Randall quien le aplicó otra dosis de ‘pain killers’ o medicinas contra el dolor a través de una sonda que tenía en su pecho.

A las 6 de la mañana nuevamente se quejó de dolor y otra vez dosis de medicamentos contra el dolor y algo más para controlarle un poco la ansiedad, según me dijo Randall.

A las 8 y pico de la mañana, nuevamente adolorido, entonces le aplicaron más dosis de medicamentos. Poco después llegaron algunos amigos que vinieron a rezar la coronilla de la Misericordia y le dejaron unas reliquias de Sor Faustina. Ellos comentaron estas palabras que están escritas en el diario de Santa María Faustina Kowalska: «Alienta a las personas a decir la Coronilla que te he dado… Quien la recite recibirá gran misericordia a la hora de la muerte y recibirá la gracia de Mi infinita Misericordia. Escribe que cuando digan esta Coronilla en presencia del moribundo, Yo me pondré entre mi Padre y él, no como Justo Juez sino como Misericordioso Salvador.»

Posteriormente llegó Laura con sus hijos y con Germán que acababa de llegar desde México y les platiqué cómo estuvo la noche. Al rato vino el doctor y nos dijo que le cambiarían los medicamentos para el dolor que le habían estado aplicando, por un goteo constante de morfina que le permitiría a Hernán no estar tan sedado y tener períodos más amplios de consciencia para que pudiera interactuar con las personas.

Nuevamente ese día visitaron a Hernán muchos amigos de él, de Laura y de sus hijos, Jimena y Esteban. Una de las amigas de Laura se llevó a Darío por un buen rato así Laura pudo estar más con Hernán sin preocuparse por él.

Germán consideró que era conveniente llamarle a su hermana Sandra, para que viniera desde Bogotá, Colombia. Ella trato de arreglar sus cosas para llegar al día siguiente y le comunicó que la acompañaría también su hijo Christer.

Esa noche decidieron quedarse a dormir con Hernán, su hijo Esteban y su hermano Germán y hacerse compañía durante la noche… y esa noche fue más tranquila ya que Hernán ya tenía la aplicación de la morfina por goteo. E inclusive durante la noche tuvo un momento grande de lucidez en el que estuvo platicando con Esteban que despertó a Germán para que también él pudiera platicar con su hermano.

Al día siguiente por la mañana muy temprano llegaron su hermana Sandrita y su sobrino. Hernán cada vez que los veía se ponía contento.

El día transcurrió entre dolores más controlados, excepto cuando lo movían o lo trataban de limpiar las enfermeras, que todo eso era un suplicio para Hernán, porque, aunque estaba sedado, no había nada que le quitara el dolor cuando lo movían.

Por la tarde noche se quedaron en el cuarto del hospicio muchos amigos de Esteban y Jime, por un buen rato platicando entre ellos. Yo tuve la oportunidad de quedarme un rato con ellos y me dio gusto ver la fuerza de la juventud unida en torno a sus amigos queridos.

Esa noche acordaron quedarse Laura y Jimena con Hernán, y Clarita, una excelente amiga de Laura también les hizo compañía.

Durante la noche, les pidieron a los enfermeros que movieran un poco a Hernán para hacer espacio en la cama de él y poder acostarse por turnos Jime y Laura, y abrazarlo. La verdad ellas comentan que fueron momentos muy especiales para ellas.

El sábado fue un poco más tranquilo de visitas por la mañana, y por la tarde vinieron muchos amigos nuevos y otros que ya habían estado presentes durante la semana.

Por cierto, Rafa Caballero se encargó de decirles a todos los que iban a visitarlo, que Hernán había dejado un video que había hecho con él el lunes previo, donde Hernán pedía que como su festejo de funeral quería que se juntaran los amigos a organizar un torneo de dominó en su nombre, a contar chistes y a pasarla bien… que estuvieran todos alegres.

En el transcurso de todos estos días, muchos amigos de la familia traían cosas de comer para los que estábamos todo el día en el hospicio. Se respiraba un ambiente de mucho cariño y amor, con tanta gente querida por la familia de Hernán y Laura. También recibió llamadas de algunos de sus amigos queridos desde Costa Rica y Colombia, de su cuñada y sus sobrinos desde Jalapa y de otros amigos de México.

Su hermana Sandra, también quiso quedarse una noche con Hernán. Durante el tiempo que lo acompañe Hernán cada vez que despertaba de su letargo de los fármacos contra el dolor, y que veía a un nuevo amigo, levantaba la mano para que se acercaran a saludarlo o simplemente inflaba un poco la mejilla en señal de que quería un beso.

Un detalle muy lindo que tuvieron sus Amigos Martha y Manuel Fierro fue cuando le llevaron a su único nieto, un bebé hermoso de 1 año, junto con su mami, para que visitara y saludara a Hernán, que cuando lo vio tuvo la expresión de mayor sorpresa de toda la semana y quería abrazarlo y besarlo. Fue un momento muy lleno de cariño. Todos los que estábamos ahí nos reíamos y conmovíamos. Por cierto, al rato que estaba Hernán un poco inquieto y que ya se habían llevado al bebé, le preguntamos que quería, y respondió: “Un nieto…”

Mi último día con Hernán pude besarlo y darle cariño físico a su adoloridísimo cuerpo… y cuando le decía que ya estaba por irme me decía “Pero cómo, si acabas de llegar” y yo le decía “Hermano he estado aquí cinco días”, y solo se quedaba pensativo y no entendía cómo es que no se acordaba de todo eso.

Con estos días que lo acompañé me di cuenta que estaba perdiendo la capacidad de recordar lo inmediato y no así de lo que le sucedía semanas atrás.

Tuve que regresar a Guadalajara, México. Los siguientes días me mantuve en comunicación con Laura, y con Germán, para preguntarles cómo estaba Hernán.

Esos últimos días estuvo con un arranque de energía adicional que muestra la firme voluntad por vivir que tenía Hernán. Todos los que lo conocimos y estuvimos cerca de su enfermedad, ya sea en forma física o leyendo su blog o su novela, nos percatamos de la fortaleza que siempre tuvo y la entereza con que afrontó la dura enfermedad que lo atacó por tanto tiempo.

Un par de días antes de fallecer su hermana Sandra tuvo que regresar a Colombia, y varios de sus amigos le organizaron una partidita de dominó en su cuarto para alegrarle el día y estuvo muy contento. Germán su hermano, manifestaba que lo veía mejor que los días anteriores que yo estuve con ellos. Sin embargo, los últimos dos estuvo muy dormido, su cuerpo estaba, ahora sí, agotado de tanta enfermedad.

El viernes pasado, 6 de octubre de 2017, como a las 6:50 pm, mi querida amiga Laura, me llamó para manifestarme, entre lágrimas compartidas, que por fin había descansado Hernán, que había estado rodeado de sus hijos, de Laura y de su hermano Germán. Me dijo “murió en paz y tranquilo”. Y lloramos juntos unos breves momentos.

Yo creo que para todos aquellos que lo quisimos, su vida ha sido un testimonio de alegría y de fiesta, recibimos mucho de ello a través de la comida que preparaba, de la amistad que brindaba, de las partidas de dominó y de golf, en fin, de tantas y tantas cosas que hizo.

Laura me comentó en estos últimos días que creía que la misión de Hernán había sido su vida de este último año y no tanto la vida profesional y previa a su enfermedad. Y creo que ha sido un año tan intenso como él mismo lo ha expresado en este blog en forma muy amplia.

Por último, les comparto un poema de Henry Van Dyke que conocí en el Hospicio que recibió a Hernán por sus últimos días entre nosotros.

La experiencia de morir.

Parado frente al mar, puedo ver como un precioso velero ha extendido sus grandes velas blancas y empieza su travesía hacia el gran océano azul. Lo veo partir y alejarse hasta que el gran velero es tan solo un puntito blanco en el horizonte.

Escucho que alguien dice: «¿Ya ves?, ¡la barca ha partido ya!».

«¿Se fue?, ¿a dónde?»

Simplemente desapareció de mi vista. La barca seguirá siendo tan grande y fuerte como cuando se fue de su puerto y lo seguirá siendo donde quiera que esté.

La barca no disminuyo su tamaño; soy yo la quien veo más pequeña desde aquí. En el mismo instante que ese alguien dijo: «¿Ya ves?, ¡la barca ha partido ya!», existen otros ojos que la ven venir, y otras voces que se oirán decir con emoción: ¡Mira, allí viene la barca!».

Ésa es la experiencia de morir.

 

Gracias mi querido Juan por compartir estos últimos días de Hernan…..

 

Hernan Dario Flores Buitrago

Colombiano de origen, Costarricense por casualidad, Mexicano de corazón.

(20-Jun-1963 / 6-Oct-2017)

Descanse en Paz

 

Les quiero compartir este lindo poema que refleja mucho de como a Hernan le gustaba ver la vida …..

 

Puedes llorar porque se ha ido,

o puedes sonreír porque ha vivido.

Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva,

o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado;

tu corazón puede estar vacio porque no lo puedes ver,

o puede estar lleno del amor que compartiste.

Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacio y dar la espalda,

o puedes hacer lo que a el le gustaría :

Sonreir, abrir los ojos, amar y seguir……

 

 

16 comentarios en “El Ultimo Adios

  1. Qué belleza. Qué emotivo. Hernán fue una gran persona, lleno de vida, alegre, divertido. Definitivamente coincido en que su misión fue enseñarnos a través de su enfrmedad, la maravilla que es la vida. Este año conocí el corazón de Hernán y su gran fuerza. Gracias por todo lo que nos diste a todos tus lectores, amigos, familia. Hasta siempre

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  2. Hernan, el gran guerrero nos dejó grandes enseñanzas a través de su enfermedad. Su fortaleza y humor eran inigualables!!
    Seguirás estando con nosotros, Hernan querido.
    Mi cariño para ti, Laura, y tus hijos

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  3. Que palabras mas hermosas; un guerrero incansable ; un ser maravilloso. Primo Dios te tenga en su gloria🙏🙏🙏 viviraa por siempre en nuestro corazon 😘

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  4. Me emocioné demasiado, a pesar de que compartimos poco con los primos, Hernán Darío y Germán compartieron con nosotros y su papá el tío Pepe, momentos inolvidables, que aún retumban en mi memoria. Me duele tanto que una persona tan joven y llena de vida y tan valiosa se haya ido. Solo puedo expresar mi dolor y mi tristeza, ante semejante trajedia, y expresarle a super Laura, Jimena, Esteban y Darío que desde aquí lejos de SAT los acompaño de todo corazón!! Y me uno a la oración de todos por Hernán.
    Quedó muy emocionado con estas palabras y veo que Hernán estaba rodeado de verdaderos amigos. Cómo debe ser!! Un abrazo fuerte y el mejor de los deseos para todos!!

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  5. Un gran amigo y vividor de la vida. DIOS LO TENGA EN SU GLORIA.

    Juan. Muy lindo tu mensaje.

    A toda su familia. Que descanse en paz.. ya estamos viendo el velero venir y pronto estaremos con él..

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  6. Con la paz que da el saber que finalmente pudo tener su alma en paz al querer estar rodeado de gente de Fe. Ha sido un camino lleno de sabiduria y amor, a pesar de haberlo conocido, le tome mucho aprecio.
    Hoy presente en mis oraciones para el y su hermosa familia!
    Feliz viaje Hernan! y gracias a Dios por la oportunidad de conocer su historia.

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  7. Muchas gracias por este hermoso y detallado relato. Fue como haber estado ahí. En paz y por siempre Hernán. Más que mi compañero de colegio, un asombroso e increíble ser humano.

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  8. Muchas Gracias Juan por este relato… me ayudó a despedirme de Hernán… y su misión seguramente nos ayuda a cómo ver la vida… y lo único inevitable que conlleva… un día dejar a los seres queridos y dejarlos en paz… un fuerte abrazo para Super Laura y sus hijos… y toda su familia… QEPD.

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  9. Bellas palabras!, gracias por compartir esos momentos tan bonitos.
    Aunque para mí sigue siendo poco comprensible su partida, si considero que deja una gran huella en todos los que lo conocimos, y grandes enseñanzas, espero ver algún día su libro publicado, para volver a leer todo lo que nos compartió, desde el blog hasta la novela, toda su vida.
    Gracias Primo querido por tu vida, siento gran admiración por ti, tu familia, y tus amigos, son la prueba de lo que hiciste acá , buen viaje.
    Un beso!

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  10. Muchas gracias Juan por compartirnos esos sentidos momentos de Hernán Darío, su esposa, su familia y sus amigos. Muchas gracias Dios por permitirnos la felicidad de conocer y compartir con un ser tan especial como Hernán Darío. Gracias Hernán Darío por tu existencia.

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  11. Juan, gracias por tus memorias, tuve el gusto de conocerte y apreciar tu Fe en Dios, un gran testimonio de vida fue Hernán,
    Paso por pruebas muy duras pero llenas de bendiciones, la unión de muchas personas por ayudar y para orar por el y su familia!!
    Dios te bendiga a ti y tu familia!!
    Laurita te amo hermosa!!

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  12. Gracias por la narración… Gracias Hernán por dejar gente tan amada y amante… Ojalá salgas a ver mi barca cuando yo te alcance… será maravilloso ver tu sonrisa de pícaro de nuevo…. abrazos hasta allá… Te quiero.

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