Demonios de 4 alas

Sigo disfrutando de la compañía de mi amigo/hermano Juan Molina y de su esposa Vange.  Es la tercera vez que él viene a consentirme y a llenarme de cariño desde que me enfermé.  De repente me les quedo viendo y me pregunto cómo es posible que en cuerpos físicos tan chicos (aunque los dos son de tamaño normal) puede caber tanto amor y consentimientos.

El lunes pasado, como en medio de un sueño perfecto, me desperté con un ángel que me miraba mientras estaba yo echado (así llevo semanas) en mi sofá de la sala.  Duré un par de segundos en darme cuenta de que no era un sueño, que si era mi hermano (el de sangre) el cual me miraba con su uniforme completo de motociclista.  Fue una verdadera sorpresa, la cual le agradezco tanto a él como a mi querida cuñada Bety, pues sé que es un esfuerzo familiar y de equipo.  Su viaje en motocicleta fue de 1,600 kms en cada sentido, desde Xalapa, en donde vive hace años.  Disfruté cada minuto que lo vi y las pláticas que tuvimos adquirieron un valor muy especial.  Gracias carnalito, me hiciste muy feliz.

De plano lo del asador fue una gran idea.  El jueves tuve una de las reuniones más agradables y divertidas que he tenido en meses y la hicimos con el motivo de que mis hermanos que me estaban visitando conocieran a un grupo de amigos que me ha llenado de felicidad acá en San Antonio en los últimos años y viceversa.

Además de que los invitados hicieron el favor de traer hasta el último componente de la comida y las bebidas, mis parientes (Juan y Jorge Flores) prepararon la carne de una forma que hizo que supiera a gloria.  Yo me consideraba un buen “asador”, pero me queda claro que no tengo nada que hacer comparado a las habilidades de mis parientes.  Ni modo, esa es la realidad.

Asaron salchichas, la carne y frijoles y de postre las esposas prepararon el Choco-Flan que me encanta, una gelatina de yogurt, otra de rompope y un pastel de chocolate.  Todos estaban deliciosos y anoche todavía le di llegue a un pedazo de pastel.

Estuve verdaderamente feliz, porque además tuve la oportunidad de platicar no solo con mis amigos, sino también con sus esposas, las cuales ocupan un lugar muy especial en mi corazón y algunas no son las “esposas de mis amigos”, sino mis amigas personales.

El viernes en la noche otros amigos nos invitaron a cenar a su casa y disfrutamos de una cena y compañía súper sabrosa.  Gracias Luis y Lupita.

Como decidimos volver al asador un eje de las actividades sociales, lo cual de plano ha probado ser una gran decisión, otra amiga nos hizo el favor de traernos todo un menú completo de asador consistente en Rib Eye, Arrachera con un aderezo especial y verduras.  Lo hicimos de comida ayer y fue todo un éxito.  Gracias Blanquita.

Digo de broma que es mi gira de despedida, lo cual a mí se me hace muy simpático, pero algunos amigos no disfrutan de mi sentido de humor.  Otros amigos decían que había que evitar que en la mesa se sentarán doce personas más, debido a que parecería la última cena.

Como vieron, fue una semana maravillosa y llena de actividades sociales, que a pesar de mi muy limitada (casi nula) y difícil movilidad disfruté al máximo.  De plano, el estar con mis amigos es de las actividades que más disfruto.

Doy gracias al universo por mis maravillosos amigos y espero que ellos reciban de mi parte de la misma felicidad que ellos me dan.

Anoche, con Juan y Vange, nos pusimos a ver el video de nuestra boda (cosa que hemos hecho varias veces este año) y en este caso tenía un significado especial, debido a que Juan fue testigo de ese, el evento más importante de mi vida.

Vi a mis padres a mis Suegros, hermanos, cuñados, amigos de la universidad y a todo un grupo de gente que nos han acompañado en este hermoso recorrido llamado matrimonio.  Muchos de ellos ya no nos acompañan físicamente, pero si de corazón.

Ayer me pegó especialmente duro el ver y recordar ese día tan hermoso y de plano me solté a llorar a calzón quitado hasta que se me bloqueó la respiración.

Al acabar de llorar y después de recuperar mi respiración – me tomó bastante tiempo regresar a la normalidad – me di cuenta que el profundo llanto y tristeza que me habían invadido no eran causados solamente por ver y extrañar a muchos de los seres queridos que aparecen en el video, sino que se debía especialmente a un profundo arrepentimiento por muchos de los errores que he cometido y que han afectado tanto a mi familia como amigos y obviamente a mí.

Así es, me he ido dando cuenta de que tengo demonios, con 4 alas, parecidos a dragones maléficos, que escupen fuego con cierta periodicidad y que viven tanto en mi corazón como en mi cerebro.  Esos demonios llevan años invernando en sus caparazones, pasando desapercibidos, esperando el momento correcto para salir a la luz y empezar a atacar y a hacer estragos en mi espíritu.

Parecería que ahora que la huesuda anda intentando convencer a mi ser de seguirla por la eternidad, es el momento en que los demonios han decidido hacerse presentes.

Me queda claro que para salir vencedor de esta experiencia, debo de dominar no nada más al cáncer y demás enfermedades físicas que se han ido presentando (como los coágulos), sino también a esos demonios.

No serviría de nada ganarle al cáncer y vivir atormentado por la parte espiritual.  Es más, estoy seguro que no se podría ganarle a uno sin ganarle al otro.  Es un problema que tiene que ser atacado en forma integral.

He dedicado un buen rato a analizar las opciones que tengo para combatirlos y me doy cuenta que su tratamiento es tan o más complejo que el de las enfermedades físicas.  En las enfermedades físicas llevamos 7 (¿o más?) tratamientos que hemos implementado (todos han fracasado).

En cuanto a los demonios internos, ¿Cuáles tratamientos debo de usar?  ¿Debo de enfrentarlos o es mejor ignorarlos?  ¿Puedo vencerlos solo o necesito buscar ayuda profesional?  ¿Es posible vencerlos o tengo que acostumbrarme a vivir con ellos?

Mi análisis ha dejado el siguiente plan de acción:

• Hacer una lista de los errores que más me pesan, ordenarlos de acuerdo a su importancia y resolverlos en ese orden.
• Lograr perdonarme a mí mismo, cosa que ya me había propuesto, pero que no he ido llevando al cabo.
• Entender a fondo el daño real que causaron esos errores y las personas que llegué a afectar.
• Buscar y aclarar con las personas afectadas las realidades por las cuales se causó el problema. Pedir un perdón de fondo de esas personas.
• Conocer las acciones/actitudes que causaron el problema y trabajar en mi forma de ser para así evitar que se vuelvan a presentar.
• Solicitar, cosa que hago en este momento, a que las personas que sienten que les he afectado por mis acciones, me digan en qué y como lo hice, para, en su caso, incluirlos en mi lista.

Al hacer un análisis inicial, me doy cuenta de inmediato que las personas que más he afectado con mis decisiones son a Súper Laura y a mis hijos.  Aunque ya lo hice en forma personal, les pido por este medio una disculpa por los serios errores que he cometido, especialmente en el tema de la economía familiar, causado, en muchas de las veces por mi necesidad y necedad de generar nuevos negocios, que, como hemos visto, no han salido tan bien como quisiera y han afectado desde su estilo de vida hasta sus estudios profesionales.

En cuanto a mi salud…

El tema de los coágulos me trae muy afectado y sigo atado a la cama.  Estoy, desde ayer, luchando por estar más activo y con mayor movimiento, evitando estar tantas horas acostado en la cama.  No es nada fácil por los dolores y por la hinchazón de la pierna, la cual llegó a medir ayer un 40% más que la pierna normal.

También me trae muy afectado la gastritis (efecto secundario de la quimio), la cual no me permite comer, que como todos sabemos, es uno de los problemas más serios contra lo que tengo que luchar, ya que, sin alimentarme correctamente, el cáncer da pasos agigantados.

El miércoles reinicio, si todo sale bien, la quimioterapia y esta semana tendremos que tomar decisiones en cuanto a radiaciones directas en la pierna para intentar disminuir los coágulos y ganar algo de calidad de vida, ya que de plano, esto de estar atado 24 horas a una cama, no es vida.

Gracias por leerme.

 

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